Reseña:
“Harry Potter y el Misterio del príncipe” de J.K. Rowling.
Título original: “Harry Potter and the Half-Blood Prince”.
Año de publicación: 2005
Saga: Harry Potter #6.
Libro anterior: La orden del Fénix
Siguiente libro: Las reliquias de la muerte
RELECTURA DE HARRY POTTER. Puede contener spoilers.
Reseña: A pesar de la
triste muerte de su padrino, Harry debe seguir adelante. Este año, el mismo
Dumbledore le enseñará los secretos más escondidos de Voldemort y sus
horrocruxes, con lo que avanzarán un paso más hacia la muerte del Señor
Tenebroso.
El año es tranquilo en Hogwarts, a pesar que fuera de sus
muros los mortífagos están secuestrando personas y causando el caos. El amor
está en el aire, y el propio Harry, además de Hermione y Ron, se verá envuelto
en sus redes. Pero no todo es perfecto, Draco Malfoy está planeando algo y
Harry deberá descubrir que es, a pesar de lastimarlo gravemente por el hechizo
de un libro de un tal Príncipe Mestizo, que parece guardar más oscuridad en su
interior de la que Harry imaginaba.

Como habrán leído, me pareció un libro
ligero, demoré un poco en leerlo porque no quería terminarlo muy rápido, pero
no me trabé ni aburrí en ninguna parte. Creo que en la saga, si la colocáramos
en una gráfica por su ritmo y desenvoltura, los primeros tres libros estarían
en una línea continua, el cuarto se elevaría un poco y el quinto sería un pico
enorme, después el sexto retomaría el ritmo de los tres primeros, y ya veremos
lo que sucede con el séptimo.
Aunque el libro es ligero, encantador y
todas esas cosas, tiene algunos errores que le cuestan lo interesante en muchas
ocasiones. Como los dos libros anteriores son un pico, donde la tensión, los
descubrimientos y la acción son bastantes, y aunque el ritmo es lento, adentran
al lector en lo que parece un campo minado para ir directo a un desenlace que
nos volará la cabeza; pero “El príncipe mestizo” tiene una trama muy tranquila
y eso no solo brinda paz, sino que desequilibra al lector, hace que pierda toda
esta energía y tensión acumulada. No creo que haya sido un acierto por parte de
Joanne.
Todo lo que mencioné hasta ahora se ve
reflejado en varios aspectos del libro; mientras que en “La orden del fénix”
todo era sombrío, había un crudo invierno, todo helado y triste, “El príncipe
mestizo” demuestra lo contrario, es todo mucho más colorido y cálido,
incluyendo las escenas de invierno que, aun con vientos y fríos, no dan la
sensación de ese invierno que te calaba hasta los huesos y parecía matarte,
sino un invierno para pasarlo acurrucado frente a la estufa con un café
caliente y amigos. Así mismo se refleja en la actitud tranquila de Harry, en la
festividad del castillo pese a que la gente desaparece afuera, pese a que
muchos de ellos son arrastrados por sus padres a casa.
Los finales continúan siendo rápidos,
olvidé mencionar esto en la reseña anterior, pero conforme avanzan los libros,
el camino hacia los finales son más extensos, pero los finales en sí, las
luchas, son muy cortas, de una página o dos. Lo que sigo viendo como un error.
Después de que todos se enteraran que
Voldemort regresó, ya no había lugar para esconderse para él y los mortífagos,
porque la gente ya sabía quiénes eran. Esto ocasiona que mortífagos conocidos e
influyentes, como Lucius Malfoy, sean enviados a Azkaban y que el Ministro de
Magia, Cornelius Fudge, sea despedido y reemplazado por, hasta entonces jefe de
los aurores, Rufus Scrimgeour. Cornelius siempre fue un inútil, nunca sabía
cómo resolver los conflictos y era manejado por Lucius o estaba detrás de
Dumbledore buscando consejo; el problema es que al echarlo pasaron de Guatemala
a Guatepeor. Rufus sí hace cosas, sí intenta que la gente sea consciente, por
lo que en el Profeta se realizan panfletos donde se indica cómo protegerse de
los mortífagos, y le pide a Harry que sea la nueva cara del Ministerio, que le
diga a la gente que el trabajo que éste hace es muy bueno; pero para Harry el
problema radica en que estuvo todo un año siendo abucheado y tratado como un
mentiroso por el propio Ministerio, y Rufus en ese entonces no salió a
defenderlo, y aún no ha despedido a Dolores Umbridge, una de las personas a las
que Harry más odia en el mundo. El gobierno de los magos de Inglaterra no es
muy bueno, en realidad; Rufus lo único que quiere es saber qué hace Albus, y
pone más empeño en atrapar a personas inocentes que hace pasar por mortífagos
para que parezca que el Ministerio cumple su labor y tienen éxito. Me gustó
mucho que el libro comience desde la perspectiva del Primer Ministro de
Inglaterra, con Fudge y Rufus explicándole la nueva situación del mundo mágico
gracias al regreso de Voldemort, y previniéndolo; al parecer, siempre que
ocurre algo parecido, algo que pueda afectar a los muggles, como la huida de
Azkaban de Sirius, se avisa al Primer Ministro para que él, de forma que los
muggles no entiendan nada, le avise a la población del peligro. Por supuesto el
Primer Ministro no entiende nada y está harto de todo lo que tenga que ver con
magia, hasta se enoja con sus predecesores por no haberle avisado de aquel
aspecto que venía con su rango. Me parece un acierto porque me gustaría ver más
perspectivas de lo que piensan los muggles sobre los magos.
Como los mortífagos no tienen que esconderse,
viene con ello una oleada de desapariciones y raptos, entre ellos al fabricante
de varitas Ollivander. Todos los días sale en el Profeta los nombres de los
desaparecidos. Lo peor de este aspecto tiene nombre: Fenrir Greyback. Un hombre
lobo que no se avergüenza de lo que es, como Remus Lupin, sino todo lo
contrario: va por ahí infectando y mordiendo a los niños por diversión, para
que se conviertan; de hecho, es quien mordió a Remus cuando era un niño
(MALDITO). Lo que pretende es formar un ejército de hombres lobos que apoyen a
Voldemort. Y consumir carne humana, por supuesto.
Es el libro que más romance tiene, no
solo por parte de Harry, que se está enamorando de Ginny, sino también por
parte de Hermione y Ron. La pareja de Ginny y Harry no me molesta, pero me
parece más incoherente que un conejo sacado de un sombrero; no tiene sentido,
no tiene profundidad, no tiene explicación, no tiene fundamento; hasta el sexto
libro Harry no se había fijado en ella, Ginny sí, pero él ni la había mirado, y
ahora de pronto, de la nada (literalmente de la nada) no puede dejar de pensar
en ella y quiere pasar todo el tiempo con ella. Si Rowling hubiese metido el
romance despacio… pero no, de hecho, Ginny al comienzo del libro tiene novio,
no sé, si hubiese comenzado el romance al final del quinto libro, si hubiese
alguna chispita allí, entonces no me molestaba, pero fue sacado de la nada.

Gracias a todo esto, es que la película
es una mierda. Porque es una mierda, es la peor película de “Harry Potter”.
¿Por qué? Porque gasta sus preciados minutos de rodaje en hacer énfasis e hincapié
en el romance en vez de en la vida de Voldemort y los horrocruxes, porque
escenas de estos hay muchas más en el libro que en la película, y más
interesantes.

Otra cosa que me gusta, que me parece
bueno del libro, es que ya sabemos cuáles son los horrocruxes que Harry, Ron y
Hermione deberán encontrar en la séptima entrega de la saga: el guardapelo, la
copa de Hufflepuff, algo que tenga que ver con Ravenclaw, algo que tenga que
ver con Gryffindor y Nagini. En la película, eso no se da, y los personajes
están (en la séptima entrega) intentando adivinar qué es lo que tienen que
buscar, hasta se pelean porque Ron dice que se embarcaron en una misión sin
fundamentos porque ni siquiera saben qué objetos buscan, además de no saber
dónde están. Pero en el libro sí saben. Bueno... algo que sea de Ravenclaw y
algo de Gryffindor no es muy esclarecedor, pero es algo, ¿no? ¿No? Está bien.
Es la primera vez que se nos presenta el término horrocrux directamente, el
diario de Tom Ryddle ya lo conocíamos pero no sabíamos que era un horrocrux. Se
adentra en la historia de muy buena forma, no es algo que se meta a la fuerza y
se explica de forma concisa y clara.

SPOILER: su muerte representa uno de los
momentos más tristes de la saga, todos los profesores, alumnos y magos lloran,
y muchos pierden la esperanza, pues tener a Dumbledore del lado de los buenos
era como tener la victoria casi asegurada.

No voy a hablar mucho de Ron o Hermione,
porque me pareció lamentable su participación en este libro: ambos estuvieron
de acuerdo en que Harry exageraba con Malfoy, Hermione estuvo enojada y pesada
todo el rato porque Harry era mejor que ella en pociones, Ron se estuvo
besuqueando con Lavender todo el libro, estuvieron enojados con el otro OTRA
VEZ, y en realidad no hicieron NADA interesante en el libro, salvo el final que
pelearon contra los mortífagos.

Sigamos con otra pareja que no me gusta:
Remus y Tonks. Amo a Remus con toda mi alma, lo he dicho en otras reseñas, pero
no he hablado de Tonks, vamos a ello. Tonks es este personaje de “chica cool”
con su pelo rosa y chistes, torpe pero valiente, un estereotipo; es una aurora
y parte de la Orden del Fénix, de la que es parte a su vez Remus. En algún
momento, que no sabemos, ambos comienzan a enamorarse y tenemos a Tonks
deprimida todo el libro, al principio su color de cabello cambia a su color
natural, su patronus cambia también, todo esto porque Remus no quiere estar con
ella. ¿Por qué? Él se considera muy mayor para ella y no quiere que Tonks
cargue con su licantropía, aunque ella obviamente lo seguirá queriendo de todas
formas. Harry se entera, y nosotros con él, de todo la situación al final.
¿Cuál es mi problema? Me parece que Tonks es muy poca cosa para Remus, me
parece que él, un hombre inteligente y centrado se merece algo más que una niña
berrinchuda a la que le cambia el patronus y el pelo porque un hombre no quiere
estar con ella. No sé, no me gustan, nunca me gustarán. Esto se puede
considerar spoiler: hay algo que no
comprendo, al final del sexto libro no son pareja y al final del séptimo (un
año después) ya tienen un hijo... emm... Al menos en la sexta película los
ponen como pareja desde el principio y tiene más sentido en la séptima.
Hablemos de Ginny. Nunca antes hablé de
Ginny de forma particular. En las películas siempre me pareció media tonta,
girando todo el rato alrededor de Harry o sus hermanos, siempre en el borde de
la acción pero sin hacer mucho. Lo que me gusta de la Ginny verdadera es que es
audaz, valiente, no anda revoloteando alrededor de Harry, sino que ha seguido
su camino y enamorado de otros chicos, es mucho más directa y se parece
bastante a una leona cuando se enoja, una verdadera Gryffindor. No es uno de
mis personajes favoritos pero sí creo que es algo fresco para el libro, es un
personaje dinámico y tiene muchas escenas o comentarios cómicos. Personalmente,
me encanta el beso que Harry y ella se dan después del Quidditch. Como dije
antes, no me gusta mucho la pareja porque ha salido de la nada, pero juntos
están bastante bien.

Además de Ginny, Ron y Hermione, los
únicos que acudieron para luchar contra los mortífagos en el final, de los
miembros del ED, fueron Luna y Neville, dos de mis personajes favoritos. Y que
hayan acudido a la lucha es una de las cosas por las que me gustan tanto: su
fidelidad, su fidelidad no solo a Harry, sino a la Orden, a la lucha y
resistencia contra Voldemort y sus secuaces. Los dos tienen muy claro que
quieren luchar por el bien, nunca lo dudaron. Y nunca dudaron en asistir cuando
Hermione los llamó a través de las monedas que encantó el año anterior. El
mismo Harry cuando se dio cuenta que fueron ellos quienes asistieron, sonríe.
Sabe que puede contar con ellos, sabe que no lo dejarán solo, que siempre
lucharán, con o sin él, contra las fuerzas oscuras. Dice en el libro, además,
que, como el ED significó para Luna y Neville el tener amigos, ya que los dos
son tratados como inútiles, torpes y son discriminados, debían estar, a diferencia
de los demás, esperando el llamado de una nueva reunión. Son, simplemente,
adorables. Me molesta un poco que Harry no esté más cerca de los dos, ya que
ambos se sienten bastante solos.
Horace Slughorn es el nuevo profesor de
Pociones, trabajó hace muchos años en Hogwarts y Dumbledore lo quiere de nuevo
para que Harry lo convenza de entregarle el recuerdo que dará sentido al plan
de Albus de una vez. Horance me resulta bastante divertido, siempre anda
haciendo extravagancias pensando que es interesante, hablando de sus contactos
famosos como si eso debiera asombrar a las personas. Es un poco tonto, pero
bonachón y sus intenciones son siempre buenas. Él realmente cree que Harry
heredó sus dotes en las pociones de Lily, su madre, una de las alumnas favoritas
de Horance. Por supuesto que Harry es pésimo en Pociones.
Hablando de pociones, sigamos con
Severus. Indirectamente, Severus tiene un papel protagónico en el libro. ¿Por
qué indirectamente? Bueno, no es que tenga muchas escenas, pero su libro está
en la cabeza de Harry todo el tiempo, lo guía, le enseña nuevos hechizos, lo
ayuda a ser bueno en pociones y así ganarse la confianza de Horance, por
supuesto que esto no estaba en los planes de Severus. Me gusta la historia de
su madre, una cerebrito, de apellido Prince, de la que Snape se enorgullecía
por ser bruja, mientras que desvalorizaba a su padre por ser un muggle.
Básicamente lo mismo que Tom Ryddle. Sin embargo su historia queda un poco
olvidada para ser el tema central de la saga, porque así lo dice el título, no
se ahonda mucho en él, yo pensaba que iban a hablar un poco de su madre, o de
cuándo Severus inventaba los hechizos, pero no. La importancia del Príncipe
mestizo queda de lado por el romance y los recuerdos sobre Voldemort, no menos
importantes. Por suerte se nos siguen dando pistas que después se desarrollarán
en el último libro, en éste caso Harry se entera de que Snape es quien escuchó
la profecía de Sybil sobre Harry y Voldemort y corrió hacia su amo a contarle
sobre ella, provocando, de forma no intencionada, la muerte de Lily y James;
por lo que Severus se dirige arrepentido a Albus, y este lo utiliza por el
resto de su vida, porque Severus no deja de ser otra ficha de ajedrez en el
tablero de Dumbledore.
Las Defensas contra las artes oscuras no
son mucho lo de él, a pesar de que siempre quiso ese puesto, las clases son muy
aburridas y no creo que le enseñe mucho a los alumnos. Por suerte en este libro
no hay muchas escenas sobre deberes y estudio, POR SUERTE.
Por último, Draco Malfoy. Harry sospecha
que es un mortífago y que Voldemort le encomendó una misión, y está en lo
cierto. Pero aunque Draco intenta llevar a cabo su misión, no lo hace con mucho
ímpetu y al final no logra finalizarla, porque él realmente no quería hacer lo
que le ordenaron, solo lo hace porque lo amenazaron de muerte a él y su familia; sobre esto, me llega al corazón
que Dumbledore le pida que se pase a su bando y le brinde protección. Aunque
Draco siempre fue el “malvado” de los libros, las cosas que hacía referían a un
niño caprichoso y mimado, que hacía cosas malas solo por sentirse mejor y
superior a los demás, por tener la aceptación de sus padres, y no porque fuera
malvado de corazón, como Voldemort. Hasta entonces todo consistió en avisarle a
los profesores de cosas indebidas que Harry realizaba, pero ahora saltó un
peldaño muy alto: cumplir una orden directa de Voldemort, que si no cumple pagará
con la muerte. La presión sobre Draco es mucha, y esto se ve reflejado en las
escenas del baño donde llora con Myrtle. Estas escenas solo me brindan
esperanza del que el verdadero Draco surja, no el Draco malvado y racista que
su padre quiso que fuera, sino el verdadero, el que siente en el interior que
no es un asesino. Ese es el Draco que yo quiero.
¡Es todo por hoy! Espero hayan disfrutado
la reseña.
Valentine.