Reseña:
“Las crónicas de Narnia: la travesía del Viajero del Alba” de C. S. Lewis.
Datos:
Título original: “The Voyage of the Dawn Treader”.
Año de publicación: 1951
Saga: Las crónicas de Narnia #5
Siguiente libro: La silla de plata
Libro anterior: El príncipe Caspian
Puntuación en Goodreads: cinco estrellas.
Reseña
número: #96.
Es
el quinto libro en el orden cronológico de la saga, pero el cuarto
en publicarse.
Esta
es mi relectura de Las crónicas de
Narnia. Las imágenes las escaneé yo.
Reseña: Tras un
nuevo año lejos de Narnia, Lucy y Edmund vuelven a ella por medio de un cuadro
olvidado en la casa de su tía Alberta, pero con ellos llevan a su insufrible y
nada imaginativo primo Eustance. Caspian X los espera a bordo del Viajero del Alba, al igual que Reepicheep
y muchos otros narnianos, que se embarcaron para encontrar a los siete lores
que Miraz envió al mar para que desaparecieran y no interfirieran en sus
planes. Sin embargo, muchas paradas deberán hacer y muchas aventuras correrán
en el camino que los llevará directo al Fin del Mundo y, quizá, al país de
Aslan.
Opinión.

La
trama del libro pasa sin que uno se dé cuenta. Desde los primeros capítulos Capian
nos dice que quiere buscar los lores. Muchas veces nos detenemos en el camino a
lo desconocido y el Fin del Mundo, y podríamos pensar que eso sólo está
retrasando la verdadera misión, pero no es así. A medida que avanzamos, nos
vamos encontrando con muchos personajes y muchas historias que llevan adelante
a la trama y, cuando queremos acordar, ya tenemos la información que
necesitamos y lo único que nos queda es seguir embarcados hasta el final. La
trama no pierde su hilo central a pesar de todas las veces que los narnianos se
detienen.
En
cada libro de Narnia vamos ampliando el mundo. En El sobrino del mago, conocemos el origen de Narnia; en El león, la bruja y el ropero, conocemos
a una Narnia más desarrollada y presa de un invierno eterno; en El caballo y el muchacho, nos ubicamos
en Carlomen y Archenland; en El Prince
Caspian, volvemos a Narnia, pero es una Narnia avanzada un milenio que es
muy diferente a las Narnias anteriores; y en este libro, conocemos las famosas
Islas Solitarias y muchas islas más que ni siquiera estaban en el mapa. A modo
de adelanto, diré que, en La silla de
plata, conocemos las Tierras salvajes del Norte, el país de los gigantes, y
el Mundo Inferior, así como los pantanos y marismas. El mundo de C. S. Lewis se
va ampliando y ampliando. Poniendo atención al orden de lectura y al orden de
publicación, me di cuenta de que Lewis muchísimas veces nombra los nuevos
países o lugares en libros anteriores (en orden de publicación más que en orden
cronológico) a los libros donde, en efecto, se ubican las historias; por
ejemplo, ya en La silla de plata o La travesía del Viajero del Alba se habla
de Corin y Cor de El caballo y el
muchacho; a pesar de que en orden cronológico este libro esta primero que
los dos nombrados, en orden de publicación está después. Es un dato interesante
saber que Lewis ya tenía todo planeado con antelación.

“ – Nos partió el corazón.
- ¿Por qué? – pregunté yo - ¿Tan triste era?
- ¡¡Triste!! No – intervino Lucy”.
Ese yo
es el del narrador. Nunca se nos rebela quién es, pero sabemos que es un
inglés, porque él mismo lo dice, y da opiniones sobre cosas de niños como “en
mi época en la escuela hacíamos tal cosa” o “al menos cuando yo era niño se
decía de esta forma” y me encanta.
Lucy,
en este libro, es, como siempre, radiante y maravillosa. Sin embargo, sí pude
notar cierta madurez con respecto al primer libro en el que aparece, El león, la bruja y el ropero, porque,
en nuestro mundo, han pasado dos años y Lucy ha aprendido mucho sobre Narnia en
ese tiempo. En especial, me gustaría comentar que toda la trama que envuelve a
Lucy en la película me gusta más que en el libro; en este último, hay un
hechizo que te hace ver bonita y Lucy se ve a ella misma, pero “más bonita” y
piensa que ahora Susan no será la más guapa de la familia. Bien, está bien,
pero no va más allá de eso. Sin embargo, en la película Lucy está entrando en
la edad de las inseguridades y al verse “más bonita” en realidad ve a Susan,
porque, en el fondo, considera que su hermana es más bonita que ella y querría
ser cómo Susan. Me gusta más porque le da otra profundidad al personaje y a la
relación con su hermana, que el libro descarta porque, en realidad, se centra
más en las aventuras.

Caspian
toma un papel mucho más protagónico que en El
príncipe Caspian, del cual me quejé que quedara en un costado mientras los
demás se lucían. Es un verdadero líder, que se preocupa de reinar de forma
justa y que, a pesar del cariño por su tripulación, no duda en alzar la voz
para poner orden. Es un gran ejemplo lo ocurrido con el mercado de esclavos en
Las islas solitarias. El dilema que hay en torno al Fin del Mundo, con él
queriendo ir y el resto diciéndole que no puede porque tiene una obligación
para con Narnia y sus habitantes, me parece muy acertado y me gusta, porque
demuestran a un Caspian más humano, que se debate entre el querer y el deber,
lo que forma a un personaje más redondo.

Reepicheep
es muy admirable en ocasiones y muy insoportables en otras, y hasta sus
compañeros se lo dicen. Lo bueno es que, gracias a él, logramos tener varias
aventuras nuevas y muchos diálogos sobre el honor y cosas de caballeros
narnianos. Me gusta que se mantenga fiel a sí mismo y que, a pesar de que los
demás no puedan llegar al Fin del Mundo, o a donde sea, Reepicheep continúe
adelante porque es su sueño.
La
tripulación del Viajero del Alba es extraña. Lo digo porque, la mayor parte del
libro, se nos habla de una tripulación valiente, comprensible, muy honrada,
entre otras cosas. Es decir, una tripulación ideal para la misión. Sin embargo,
cuando las cosas se caldean y el Fin del Mundo se acerca, se nos rebela que hay
muchos miedosos, poco honrados hombres que se burlan del resto y el lector ya
no sabe cómo son en realidad.
En
fin, el libro me gusta mucho y sus personajes me fascinan, sobre todo porque ya
estoy familiarizado con ellos y es lindo volverlos a ver.
Valentine.