Reseña:
“Las crónicas de Narnia: el caballo y el muchacho” de C. S.
Lewis.
Datos:
Título original: “The horse and his boy”.
Año de publicación: 1954
Saga: Las crónicas de Narnia #3
Siguiente libro: El caballo y el muchacho
Libro anterior: El león, la bruja y el ropero
Puntuación en Goodreads: cuatro estrellas y media.
Reseña
número: #94.
Es
el tercer libro en el orden cronológico de la saga, pero el quinto
en publicarse.
Esta
es mi relectura de Las crónicas de
Narnia. Las imágenes las escaneé yo.
Reseña: Shasta
siempre ha vivido con un viejo pescador que lo rescató del río, más cuando se
entera que este lo venderá a un tarkaan de Carlomen, huye con el caballo de
este, Bree, quien desea volver a Narnia, pues ahí pertenece. En el camino se
encuentran con Aravis, una chica que huye de un matrimonio no deseado, y a
Hwin, una yegua también perteneciente de Narnia. Los cuatro emprenden un largo
viaje a través de la capital de Carlomen, el desierto y las montañas de
Archenland, pues deben avisar que los carlomenos piensan hacerse con ambos
países.
Opinión.
La
primera vez que leí el libro, me aburrió bastante, ya que toda escena en
desiertos me aburre hasta la muerte, pero también me resultó muy curioso,
debido a que es bastante diferente al resto de los libros de Narnia. Esta vez me gustó mucho más, las
escenas en los desiertos no se me hicieron tan largas y las demás las disfruté
un montón. Es cierto que los personajes y la historia no son de mis favoritas,
pero sí es un libro muy entretenido y que, sobre todo, le aporta mucha
diversidad a Las Crónicas.
Sobre la trama, al principio parece sencilla: el
viaje de un niño y un caballo hasta Narnia; pero, a medida que la historia
avanza, se agregan más y más cosas a la misma y al propio viaje, por lo que se
hace cada vez más interesante. Creo que es algo ideal para hacer en una
historia de viajes, porque de otra forma se vuelve aburrida. Es como una
escalera, pero no por esto se pierde el objetivo principal de los
protagonistas: llegar a Narnia. Todos los cabos que se abren en la historia, al
final se cierran con total naturalidad y conllevan relaciones.
Sobre la escritura no diré mucho más de lo que ya
he dicho hasta ahora (en las otras reseñas de la saga): me encanta, es muy
expresiva y no se pierde en detalles inútiles, sino que explica lo suficiente
para que entendamos las cosas y no nos aburramos.
Hay un gran cambio en el escenario, ya no nos
encontramos en Narnia. Nos encontramos en una tierra completamente nueva:
Carlomen. Pienso que los países árabes es lo más parecido a Carlomen, o al
menos a mí me hace acordar a ellos. Es un lugar muy caluroso, con poca
vegetación y con unas costumbres completamente diferentes a las de Narnia: por
ejemplo, aquí las mujeres se casan jóvenes y con hombres viejos, la comida y la
forma de vestir, incluso las armas son diferentes. Lo que no me gustó es el
tono con el cual se habla de Carlomen, se hace como si ellos fueran los malos y
los narnianos (o los de Archenland) los buenos; como si los narnianos fueran
civilizados y ellos no; a medida que leía se me expresaba cierto aire de
superioridad (de los narnianos hacia los de Carlomen), porque unos tienen la
piel clara y los otros no, porque la comida es más rica, la gente no es ruin y
ambiciosa (esto lo dicen los personajes y el propio narrador, entre otras
cosas); y no me gustó. Hubiese preferido que se tomara a las dos naciones como
diferentes y no se hicieran juicios de valor (bastante racistas) hacia una de ellas.
También daba la casualidad de que todos los personajes malos eran de Carlomen,
todos eran o ambiciosos, o ruines, o asesinos o simplemente insoportables, y
todos los nobles, justos y valientes eran de Narnia o Archenland. Leyendo un
poco sobre Las crónicas en Wikipedia
(ejem) descubrí que, de hecho, sí hay controversias con respecto a Carlomen,
por ser presentado de forma despectiva y llamar a su dios, Tash, un falso dios, y, teniendo en cuenta de que
Lewis era sumamente cristiano… bueno.
También me parece ya un cliché que se hagan estos
escenarios al construir mundos fantásticos. Es cierto que Lewis debió ser de
los primeros en hacerlo. Me refiero a construir un mundo y agregarle una zona desértica,
con tales y otras costumbres que, vaya, se nota que se basan en pueblos
orientales de la propia Tierra. También lo he visto en otras historias como El castillo en el cielo de Diana Wynne Jones o, hace poco, en Torre del Amanecer de Sarah J. Maas.
Esos son los primeros que se me vienen a la cabeza, pero seguro hay muchos más
que me paso por alto. Lo que quiero decir con todo esto es que ya me aburre
leer una historia de un mundo fantástico y que tenga que tener una región como
Carlomen, ¿no pueden inventarse otro tipo de lugares?
Voy a dividir mi opinión sobre los personajes en
dos: por un lado, los nuevos o principales y, por otro lado, aquellos que no
son principales pero que sí son conocidos y que me gustan.
Shasta es un chico muy gentil y muy amable, es
cierto que pelea un poco con Aravis, pero entiendo que ella lo molesta todo el
rato. Incluso aunque no es problema suyo lo que le ocurre a los narnianos o a
los habitantes de Archenland, nunca duda que su deber es avisarles del peligro.
Creo que eso dice bastante sobre él. Y, aunque al principio es bastante inútil
y temeroso, hacia el final lo vemos superarse, crecer y hacer cosas increíbles.
Particularmente no me llegó al corazón y puesto que después ni lo vemos, no le
agarré cariño, pero, objetivamente, me parece un buen personaje.
Bree es bastante pesado, orgulloso y presumido. Y
es algo que él debe aprender durante todo el viaje, ya que todos deben aprender
algo a lo largo del viaje. En ocasiones me daba lastima que tratara tan mal a
Shasta, aunque al mismo tiempo se notaba que le importaba y se preocupaba por
él. Sin embargo, uno al leer el título El
caballo y el muchacho o, en inglés, The
horse and his boy, intuye que comenzará una relación bastante fuerte, que
se harán muy unidos y decepciona bastante cuando no pasa, ya que, como dije,
Bree todo el tiempo está quejándose sobre Shasta, por lo que no vi en sí la
gran conexión que esperé.
Aravis es muy insoportable, más que nada si está
cerca de Shasta, porque todo el rato lo hace sentir inferior, burdo, tonto,
inútil, mientras que ella se presenta como todo lo contrario. En los únicos
momentos en que la soporté fue en aquellos en la que estaba sola, porque sí, es
bastante valiente, aunque también bastante egoísta, ya que en lo único que
piensa es en lograr escapar para no casarse (sin pensar en las consecuencias
que eso tendrá en otros). De todas formas, me gusta que exista el personaje
porque así no son todos los buenos tan buenos. Pero, como es obvio, me llega
muchísimo menos al corazón que Shasta.
Aslan es muy comprensivo en este libro y creo que
ha sido, hasta ahora, en el libro en que me ha gustado más. Vemos un lado mucho
más cariñoso, principalmente con Shasta, y preocupado por guiar a aquellos que
lo necesitan. Es cierto que esto lo hace en todos los libros, pero a veces me resulta
que es un poco severo y que realiza sus guías sin ganas, en cambio, en El caballo y el muchacho, se nota que le
gusta ayudar al resto y guiarlos en sus caminos.
Quiero hablar de Edmund porque, como dije en la
reseña de El león, la bruja y el ropero,
Ed es de mis personajes favoritos (después de Lucy) y le tengo mucho cariño. En
este libro se nota lo mucho que ha evolucionado y el hombre bondadoso, valiente
y justo en el que se ha convertido. Me tenía contenta siempre que hablaba y
también me tiene súper enamorada. Me gusta que lo podamos ver como a un hombre,
porque siempre es, en los demás libros, un niño (por más que se comporte como
un adulto, puesto que en Narnia ya lo ha sido).
Susan comienza a mostrar sus aires más tontos,
alejándose de aquella niña que pudo haberle importado Narnia en algún momento.
Se muestra muy superficial, incluso sin querer ir a la batalla más importante
del libro, aunque pudo haber ayudado a muchos. Desde ya se ven los indicios de
cómo acabará y por eso mismo, por supuesto, no la soporto. Ahora que sé cómo
termina, es que me doy cuenta de estos comportamientos, ya que la primera vez
no lo había notado.
Lucy es simplemente asombrosa. Incluso los
narnianos se lo dicen a Shasta, ella lucha como o tanto más que todos ellos,
siempre al frente y nunca acobardándose por nada. Y Lucy es tan amable y
cálida, que es imposible no amarla. Me súper encanta el personaje y siempre es
una alegría tenerla en escena.
En fin, el libro me gustó y es muy entretenido,
sin ser por los pequeños detalles, como que los personajes no me agradan tanto y
el racismo hacia Carlomen.
Valentine.
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