jueves, 4 de octubre de 2018

Reseña: La silla de plata


Reseña:
“Las crónicas de Narnia: la silla de plata” de C. S. Lewis.
Datos:
Título original: “The Silver Chair”.
Año de publicación: 1953
Saga: Las crónicas de Narnia #6
Siguiente libro: “La última batalla”.
Libro anterior: La silla de plata
Puntuación en Goodreads: cinco estrellas.
Reseña número: #97.

Es el sexto libro en el orden cronológico de la saga, pero el quinto en publicarse.
Esta es mi relectura de Las crónicas de Narnia.

Reseña: Jill y Eustance se encuentran en la parte trasera del gimnasio de su escuela cuando son llevados a Narnia a través de la magia, apara cumplir una misión: encontrar y coronar al príncipe Rillian, el hijo de Caspian X, que ha desaparecido hace mucho tiempo. Para eso, deberán seguir cuatro señales bien claras que Aslan les provee y viajar por las Tierras salvajes del norte, evadir a los gigantes y adentrarse en el fondo de la tierra, siempre acompañados de un pesimista, pero simpático, Meneo de la Marisma.

Opinión.
Recordaba este libro como uno de los que más me había gustado, aunque no recordaba porqué. Sigo sin recordar porqué me gusta tanto, no tiene nada fuera de lo normal en la saga de Narnia. Pero me gusta mucho.

La trama es bastante sencilla, pero se ve sazonada por las señales e indicaciones que Aslan le da a Jill. Ya desde el inicio, la niña se da cuenta de que las cosas no están saliendo como deberían (o como Aslan lo planeaba) y sus indicaciones se disuelven en la nada una a una, porque los niños son bastante despistados y demoran en reconocer las señales una vez que las tienen enfrente. Sin embargo, es un libro muy entretenido porque, sí, es otro viaje dentro del mundo de Narnia (que sorpresa), pero estos libros siempre son entretenidos porque se nos presentan en parajes diferentes con protagonistas diferentes; lo que hace que no sea un simple viaje, sino un conocimiento del mundo y de los niños y el meneo de la marisma. Lo más importante de este libro es que nunca hay un momento de calma, o si lo hay es mínimo, siempre está sucediendo algo y siempre están en peligro. Lo único que no me convenció es el final de la villana, fue muy apresurado y simple para todo lo que fue el libro y para la gran batalla que pudo otorgarnos; sin embargo, entiendo que quizá este no es, en sí, el fin del texto y sí encontrar a Rilian, la amistad de Charcosombrío, Eustance y Jill y conocer nuevos lugares.

Sobre la forma de escribir de Lewis, me voy a repetir diciendo que me encanta. Es una escritura muy fresca, muy llevadera y muy personal, porque el narrador constantemente nos hace ver que es alguien (aunque no sepamos quien) y no una simple voz contando los hechos. Además, las cosas bellas las hace bellas y no se demora en banalidades.

Me gusta mucho el tema de la amistad en este libro. En toda la saga hay amistad y nuevos personajes que se unen a nuestro plantel. Pero en este caso, partimos de dos personas que no se llevan bien (no es que se lleven mal, pero no bien), que discuten e, incluso, se llaman por sus apellidos y no por sus nombres de pila. Hablo, claramente, de Eustance y Jill. Sin embargo, a medida que el libro avanza y que conocen y se acercan (anímicamente) a Charcosombrío, Eustance y Jill acortan las distancias y se vuelven más narnianos y amigos, compañeros de aventuras.

También me parece genial la intercomunicación entre libros. No hablo de los Pevensi porque eso ya es algo obvio, sino cuando mencionan a Corin o Cor, príncipes de Archerland de hace mucho tiempo que aparecieron en El caballo y el muchacho, aunque cuando se publicaron los libros, ese le sigue a La silla de plata.

Los lugares inhóspitos suelen ser mis favoritos en las historias, y este lo era. Lo pasé muy bien viajando junto al trío por la marisma y las llanuras con vientos insoportables, incluso bajo tierra, aunque admito que sentía cierto ahogo al saber que estaban todo el tiempo con vista a una capa de piedra o tierra en lugar de cielo (y de que no les era fácil volver). Como a Rilian, me hubiese gustado descender al país de las profundidades, pero Lewis no lo quiso así.

Jill me pareció una chica fenomenal, es muy centrada y sabe lo que vale, no deja que nadie la haga sentir menos y nunca se siente mal porque los demás sepan luchar y ella no mucho, porque sabe que vale de otras formas. Es cierto que a veces se le olvidan las indicaciones de Aslan y que esto es, en parte, su culpa, pero no olvida que tiene un objetivo y que debe cumplirlo. Me gusta que sea sumamente comprensiva y que sea tan práctica, que sepa liderar al resto (porque al final y al cabo es lo que hace). Es cierto que al principio está temerosa de Aslan y escéptica en cuanto a Narnia, pero luego eso cambia. Creo que es al único humano de nuestro mundo que se encuentra tan escéptica, porque incluso Edmund aceptó enseguida a Narnia. Y está muy bueno, porque no puede ser que todos lo creyeran tan a la primera; es cierto que Eustance era re pesado pero entendía que lo que sucedía era real, en cambio, Jill pensaba que todo era una especie de sueño al principio.

Me encanta ver lo mucho que ha cambiado Eustance. Aunque en el libro anterior era tremendo pesado, en La silla de plata es un amor, es muy dulce con todos los narnianos e incluso con Jill, intentando ayudarla desde las primeras líneas y no fanfarronear por estar antes en Narnia que ella (el viejo Eustance lo hubiera hecho). También a él le queda claro que las órdenes de Aslan son ley; a pesar de no saberse bien las indicaciones, no duda en seguir a Jill a ninguna parte. Como Ed, Eustance es un personaje que comienza siendo “malo” pero que, una vez que cambia (aunque algunos aspectos de su vieja personalidad no lo hacen) me roba el corazón.

Charchosombrío es un personaje que me hizo destornillarme de la risa por todo su pesimismo. Siempre está esperando lo peor de todo, a niveles extremos. Siempre se tira a sí mismo abajo y a todo el resto, pero resulta graciosísimo esperar a ver con qué cosa te saldrá en las diferentes ocasiones. También es el referente adulto de los otros dos y se nota en muchas ocasiones, aunque en otras parece también un niño asustado (más que nada por su pesimismo). A su vez, en un narniano muy noble y muy leal a Aslan y Caspian X (que es la razón por la que se unió al viaje).

Aslan luce cansado en los últimos libros. Su cansancio ha ido creciendo y creciendo a medida que avanza la saga. Me gustó ver ese Aslan severo con Jill al principio, mostrándose ante ella, aunque esta tenga miedo, y viendo por le bien de Narnia otra vez. Aslan me encanta y su mezcla de severidad y dulzura me parecen muy apropiadas, como un padre (o madre) deberían ser.

Rilian enamora. Y fin. Es un derroche de encanto, de un encanto que no había tenido ninguno otro. Y sí, quizá tenga que ver con que es hijo de una estrella. Pero quizá no. Y se nota la madera de rey que tiene y lo bien que gobernará Narnia, además, es muy devoto a sus padres y a Aslan, y muy tierno y justo con todas las criaturas narnianas, lo que lo hace ideal para gobernar una tierra así. Rilian es lo que le faltaba a Narnia: un príncipe encantador (además de las cualidades que otros reyes tenían).

El libro me gusta mucho y también explica muchas dudas que me quedaban de otros libros.

Valentine.

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