domingo, 16 de diciembre de 2018

Reseña: Sueños de dioses y monstruos


Reseña:
“Sueños de dioses y monstruos” de Laini Taylor.
Datos:
Título original: “Dreams of Gods & Monsters”.
Año de publicación: 2014
Saga: Hija de humo y hueso #3
Siguiente libro: Días de sangre y resplandor
Puntuación en Goodreads: cinco estrellas.
Reseña número: #101.

Reseña: Joram es asesinado y los Ilegítimos deciden huir y unirse a Akiva y Liraz en su rebelión; mientras, Karou y Ziri deben vivir en una mentira donde el Lobo Blanco sigue con vida y decide aliarse a los ángeles. Las cosas no son pacíficas al principio, pero ambos bandos se dan cuenta de que unirse es la única solución para enfrentarse a Jael, que se encuentra en el Vaticano junto a sus Dominantes y Rasgut en busca de armas.
Por otro lado, una chica desconocida hasta entonces comienza un viaje espiritual que la lleva a la verdad sobre los mundos y las dimensiones entre Eretz y la Tierra.

Opinión.
Amo a Laini Taylor. El nivel de epicidad de este libro es exagerado y estoy sumamente agradecida por eso, porque mis ideas para historias propias crecieron muchísimo, la épica de Laini me llevó a descubrir muchas cosas acerca de lo que yo quería tratar en mis novelas. Es una fuente muy grande de inspiración, como pocas hay.

Hay muchas cosas que me encantaron del libro, siempre me dejaba con la boca abierta por las cosas que sucedían, cosas que ni siquiera recordaba. Lo que me sucedió la primera vez que lo leí es que todo era tan épico, que lo quería terminar de una vez para saber qué pasaría y no le puse tanta atención a cosas que ahora sí. También mi perspectiva de la vida ha cambiado y así también lo que busco en las historias. Las escenas épicas de las que hablo no se centran en la fantasía por lo general, sino cosas que podrían pasar en una guerra común en el Planeta Tierra, y quizá por eso me resultaban más impactantes.

Sin embargo, lo que contrarresta mucho a este libro, y es una de las razones por lo que a mucha gente no le gusta, es que es muy lento y repetitivo. Ya había explicado en reseñas anteriores que Laini repite las escenas cada vez que cambia de perspectiva de los personajes y eso enlentece mucho la lectura, pero también sucede que se centra demasiado en lo que sienten los personajes y eso hizo que le sobraran como cien o ciento cincuenta páginas. Es cierto que no es una escritura pesada y puedes leer todo esto de forma bastante ágil, pero eso no quita que si, por ejemplo, sólo lees en el transporte público por falta de tiempo (como yo), la lectura no avance mucho y te parezca que estás siempre en el mismo lugar. No creo necesario que se tome tanto tiempo para desarrollar lo que le sucede a los personajes si, al final y al cabo, repite bastante.

Me encantó conocer a los Stelians y sus tierras de una vez, una tierra bastante surrealista comparada con la Tierra o Eretz (a pesar de que están en la misma dimensión). Los Stelians no tienen nada que ver con el resto de los Serafines, su fuente de poder es tan grande y sus conocimientos tan amplios que no tienen ni punto de comparación. Jael y Joram siempre quisieron enfrentarse a ellos y, a pesar de que los Stelians son muy pocos, creo que no hubieran tenido posibilidades. Me encantó conocer su lugar en el mundo y todo lo que hacen para proteger las dimensiones.

Sobre la historia detrás de la historia, lo que tiene que ver más que nada con Elazael y Rasgut… es un poco sacada de la manga, quiero decir, hubiese estado bien que a mitad del segundo libro se nos introdujera algunos aspectos de esta historia, para generar más curiosidad y que no sea tan grande el impacto de la misma, porque parece que Laini se la inventó para ese libro en concreto, y una historia tan grande y que tiene tantas consecuencias no puede sacarse así. Me gusta, de todas formas, pero veo un fallo en introducirla de esta forma.

Karou se siente mucho más confiada en este libro con respecto al anterior. Es cierto que siempre está flotando en la incertidumbre de saber lo que pasará, si Akiva y ella lograrán estar juntos, si habrá un futuro para Eretz y las quimeras, pero nunca se rinde, siempre está sacando ideas y más ideas para poder avanzar y guiar a los demás hacia la victoria. Lo que me gusta de Karou es que, siendo tan fuerte y grandiosa con algunas cosas, no es querida por casi nadie, a diferencia de muchas heroínas de la literatura juvenil, donde son amadas por todos, aquí Karou es importante porque es la resucitadora, pero nada más. No es porque tenga un gran carisma o sea muy amable con el resto, es simplemente eso. Nunca se va la sensación de que Karou está sola en el mundo, a pesar de sus amigos y Akiva, siempre está sola, sobre todo se refleja esto en su relación con Esther, su supuesta abuela. A mí me encanta Karou y me gusta mucho que sea valiente para enfrentarse a Akiva y defender su amor y no como podría pasar en otros libros donde la protagonista se queda callada y todo se da por arte de magia.

Akiva es un descubrimiento en esta relectura. En la reseña anterior dije que fue más importante en la trama Akiva que Karou, incluso, y aquí pasa un poco lo mismo. Akiva es una roca que no se mueve cuando se trata de Eretz, a pesar de todas las dudas, los miedos y las incertidumbres dentro de él. Es muy noble; cuando por fin surge el encuentro con los Stelians, Akiva entiende lo que ha hecho y entiende lo que debe hacer, aunque no es lo que quiere. Akiva entiende dónde está parado en el diagrama del mundo, a diferencia de Karou. Y es un líder extraordinario. También es muy poderoso, y es algo que me gustó mucho ver: cómo él es tan poderoso y eso hace que las cosas se desestabilicen. En esta ocasión, es Akiva el que duda alrededor de la relación con Karou, porque no sabe qué más debe hacer y no entiende muchas cosas, sin embargo, una palabra de ella y Akiva está arriba de nuevo. En realidad, me gusta mucho la pareja, porque se apoyan y complementan.

Como todos nos imaginamos a Liraz
Liraz fue un gusto en esta entrega. Antes hablé de que Liraz es pura sororidad, no importa si es impasible y reservada la mayoría del tiempo, por sus hermanas y ella en contra de los machos alfa, lo que sea. Me encanta que comience a abrirse, a los demás y a ella misma, porque creo que ni siquiera Liraz sabía que tenía tantos sentimientos dentro. Y el shipp… moría de amor cada vez que leía las escenas de ellos dos, porque son demasiado tiernos, ambos explorando y asombrándose por esos sentimientos que ni siquiera saben cuándo comenzaron ni porqué, ya que no parecía posible. Pero lo que más me voló la cabeza, fue ver a Liraz haciéndose amiga de las Sombras Vivientes, un par de quimeras con cuerpo de pantera y cabeza de mujer que son expertas en asesinar sin que nadie las note hasta que es demasiado tarde. Las tres juntas son un Girl Power tremendo que me tenía fascinada y saltando y contenta y amando a Laini Taylor por darme esa escena. Liraz es puro fuego en este libro, no importan sus dudas, cuando comienza a entender quién es ella y que lugar ocupa, está todo encaminado. Me encontré amando a Liraz cuando antes me daba bastante igual.

Ziri es un terroncito de azúcar, y quizá por eso mismo, en el libro anterior no me llamó mucho la atención. La azúcar me empalaga. Pero ahora, en su papel como única esperanza de una tregua y general de las quimeras, Ziri debe dejar todas las dudas de lado, su deseo por Karou, su tristeza porque por la pérdida de su cuerpo, la certeza de que van a morir, entre muchas otras cosas, para ponerse en la piel del Lobo y dar lo mejor de sí, y lo hace muchísimo mejor que Thiago. Ziri es muy valiente, pero no sólo por esto, sino por los pasos en falso que da hacia una relación que no sabe si está bien, si será correspondido, si es posible. Ziri tenía las escenas más tristes, porque se encontraba completamente solo en su dolor, pero también las más valientes.

Zuzana es como siempre, divertidísima y encantadora, pero es en este libro que entiende lo que es la guerra, que se enfrenta a una batalla y se da cuenta de que todo lo que han estado haciendo no es un juego. No duda en seguir apoyando a Karou y Akiva, y al resto, porque ya las quimeras y los Ilegítimos han pasado a ser parte de ella. Junto a Mik, protagonizan escenas increíbles, hazañas que serán recordadas por siempre, y es gracias a ella que Elisa puede volver en sí. Zuze es mi mejor amiga favorita de todos los libros que he leído, porque es todo lo que yo querría como una mejor amiga, ella no deja de adivinar los sentimientos de Karou y hacerle frente a los demonios que esta tiene.

Mik siempre será el punto de unión de todo en esta saga. La magia de la música de Mik no sólo permite que las quimeras y ellos (Zuze y Mik) se hagan amigos, sino que las quimeras e Ilegítimos puedan comer en paz en un mismo lugar, gracias a su violín también hace dos cosas que son fenomenales, que no puedo decir porque son tremendos spoilers, pero siempre está presente que el superpoder de Mik es su habilidad con el violín, y su amor por Zuze, porque sin eso no se metería a hacer la mitad de las cosas que hace. Me gusta que Mik no esté siendo todo el tiempo el chico dulce y complaciente, ya que hay escenas en las que él dice no, y es no, y punto.

Jael es súper repugnante. A pesar de que es el villano y deberían irle algunas cosas bien, desde el inicio no es así. No porque las quimeras lo ataquen, esto pasa en la segunda parte del libro, sino porque todas las cosas que Rasgut le contó que pasarían (que los humanos rápidamente le darían armas y los alabarían) no están pasando. Se encuentran varios días en la Tierra esperando por algo que nunca llega y eso es, principalmente, lo que hace que Jael pierda, porque su frustración estaba tan al borde que no se dio cuenta de muchísimas cosas que pasaban a su alrededor y lo llevó en un camino hacia la arrogancia.

Elisa está bastante metida con calzador en la historia. Nos permite saber lo que sucede en la Tierra mientras el resto está en Eretz, pero sus escenas son muy repetitivas hasta la mitad del libro, siempre se nos habla de lo mismo: sus horribles pesadillas y la secta a la que perteneció; pero no se agregan nuevas cosas cada vez que rememora algo de lo que le sucedió, siempre está diciendo lo mismo hasta que las cosas se descarrilan. Hubiese preferido que el personaje tenga menos escenas o que fueran más cortas, para que no se repitiera tanto. Cada vez que venía una escena desde su perspectiva me daba mucha pereza leer. Me gusta muchísimo lo que sucede con ella, pero, como dije antes, todo esto es sacado de la manga y Laini pudo introducirnos un poco de este tema en el libro segundo, de mano de Rasgut, no era necesario que metiera a Elisa, pero sí algunas escenas para que esto no quede tan en el aire.

Scarab es la reina de los Stelians y a mí me tenía fascinada, no porque fuera poderosa (que lo es y mucho) ya que esto es un rasgo típico de los Stelians, sino por esa otra parte suya que dudaba, que ya no quería seguir las tradiciones de su pueblo para poder tomar las armas y enfrentarse de una vez a lo que hay allí afuera. Scarab no es una reina pacífica, más bien ella es todo guerra y, a pesar de que es la primera vez que mata, está lista para ello, para lo que debe hacer. La verdad es que me encantó el personaje, creo que hace mucha competencia con Karou, en cuanto a fortaleza, pero que Scarab es mucho más segura de sí misma y también ha sufrido menos.

En conclusión, me encantó releer la trilogía, espero hacerlo de nuevo el año que viene porque fue una experiencia impresionante y, como dije, me llenó de inspiración para mis propias historias. Estoy tentada a decir que Laini es mi autora favorita.
Valentine

sábado, 8 de diciembre de 2018

Reseña: Días de sangre y resplandor


Reseña:
“Días de sangre y resplandor” de Laini Taylor.
Datos:
Título original: “Days of Blood & Starlight”.
Año de publicación: 2012
Saga: Hija de humo y hueso #2
Libro anterior: Hija de humo y hueso
Puntuación en Goodreads: cinco estrellas.
Reseña número: #100.

Reseña. Karou se encuentra en una kasbah junto a las quimeras sobrevivientes del exterminio por parte de los serafines. En Loramendi, la capital del territorio quimérico, Karou se encontró con quien menos deseaba, Thiago, general de las quimeras y su asesino. Ahora sirve como Resucitadora de la rebelión, mientras Zuzana y Mik la buscan por el mundo, y Akiva convence a sus hermanos de enfrentarse a su Emperador por la paz.

Opinión.
        Con este libro de la saga en particular tenía muchos sentimientos encontrados, porque la primera vez que lo leí se me hizo excesivamente largo y sentía que no sucedía nada. Ahora no fue así, todo lo que sucedía me resultaron las piezas de un puzle que llevaba hacia el final. Es decir, el libro me gustó muchísimo.

        Laini se toma mucho tiempo para contar algunas cuestiones, es un aspecto que marca mucha diferencia con el libro anterior. Por eso a la gente le gusta Hija de humo y hueso y no los siguientes libros. Releyéndolos me di cuenta de que son bastante diferentes, el segundo libro marca una línea divisoria con respecto al primero. Es mucho más lento, más pausado, se toma su tiempo para narrarte las emociones y preocupaciones de los personajes para que no parezcan salidos de la nada. Mientras que Hija de humo y hueso tiene un ritmo mucho más rápido, y narra mucha acción en pocas páginas; por eso a mí no me resultaba tan creíble el amor entre Akiva y Karou, por ejemplo, a pesar de que es un aspecto que defiendo del libro. Ahora, Laini te narra todos los sentimientos encontrados de Karou ante la figura de Akiva, y el dolor desgarrador que este siente. Es un libro lento, pero pasan cosas, cosas importantes que dan paso a muchas cosas cruciales para el siguiente libro, al tiempo que nos familiarizamos más con los personajes nuevos y los viejos.

         Es cierto que en sí pasan dos cosas importantes: en la Tierra y en Eretz; por un lado, Karou intenta hacerse un hueco entre sus compatriotas y mantener a Thiago alejado de ella, y, por otro lado, Akiva, seguro de que Karou está muerta (este es un aspecto súper estúpido del libro que no debería estar y ni siquiera me acordé de él hasta este momento), da cuerpo y alma para que Eretz sea un lugar mejor, y para eso debe convencer primero a Hazazael y a Liraz, porque son sus hermanos, y matar a Joram, claro. Hay muchas más cosas que pasan, se nos muestra cómo quedó Eretz después del exterminio masivo, pero en sí el libro discurre entre esos dos ejes. Karou y Akiva no están juntos en casi ningún momento, creo que tienen tres o cuatro escenas juntos y no en plan romántico, sino por una causa común.

        La forma de escribir de Laini me gusta mucho, creo que se podría decir que es mi autora favorita. Tengo mucha afinidad con su persona y además de lo que escribe, me gusta ella. Pero su narrativa, aunque es muy clara para contar tanto sentimientos como acciones y es bastante poética a veces, falla en algunos aspectos: siempre que se cambia la perspectiva de un personaje, vuelve a contarse lo que ya contó otro; por ejemplo, Karou está hablando con Ziri, dicen tal y otra cosa y ella siente tal cosa (esto desde la perspectiva de Karou); hay otro momento, en que Ziri quizá ya está en otra escena, pero se rememora la escena con ella de forma un poco más resumida, pero a veces incluso repitiendo los diálogos, para mostrar qué es lo que sintió él. Estas cosas echan mucho para atrás en la lectura porque al final sólo brindan un montón de páginas por nada; está bien que sepamos del sentir de Ziri, pero no es necesario que se repita la escena.

         Gracias a Akiva y otras perspectivas, conocemos más de Eretz. Sabemos de las Tierras Postreras y varias localidades del territorio seráfico y el quimérico (que ahora en realidad es seráfico también), sin embargo, me gustaría saber cómo son las ciudades serafines, qué sucede con el resto de serafines que no son soldados, ahora sabemos que hay más legiones además de los Ilegítimos, pero también debe haber ciudadanos normales, aunque no se habla de ellos. Del lado de la especie quimérica tenemos otros vistazos, hay muchos civiles en sus aldeas o pueblos que son esclavizados por los serafines y también tenemos sus testimonios, así como conocimos Loramendi en el primer libro. En Días de Sangre y Resplandor, conocemos la Torre de la Conquista, donde vive Joram, pero nada más, absolutamente nada más que a algunas sirvientas, los guardaespaldas de Joram y unos ministros/consejeros. Por otro lado, y esto es lo más interesante, se introducen los Stelian, otra raza de serafines que no son parte de este imperio, sino que tienen uno a parte, y viven en tierras remotas de donde ningún serafín de Joram ha vuelto. Sabemos muy pocas cosas de ellos también, pero se nota que tendrán un papel más importante en el próximo libro, principalmente porque a esa raza pertenece Akiva (si no contamos a Joram, mejor no lo contemos).

        Karou es una ola de melancolía en este libro. Todo el tiempo está bastante frustrada, cansada y triste. Y es completamente entendible: conoció una nueva identidad pasada, a un mundo que ni sabía que existía, perdió a su familia, está lejos de todo lo que conocía, ninguna quimera la quiere por ser amante de un ángel, y Thiago no permite que participe abiertamente en esta rebelión. Karou ni siquiera sabe a dónde van las quimeras cada vez que parten a Eretz, ella sólo se encarga de resucitar a algunos muertos. Vive en un ambiente de opresión, todo el tiempo la están vigilando y sabe que la prefieren muerta, pero que no pueden deshacerse de la resucitadora. También siente un gran rechazo hacia Akiva y me parece un sentimiento muy fuerte e interesante, ver que la protagonista quiere lo más lejos posible a su interés amoroso, a pesar de que lo siga amando. Karou es un personaje muy fuerte y es genial, porque a pesar de esta fortaleza y su atrevimiento en las situaciones en las que es necesario que tome el mando, que se defienda, que decida cosas, Karou sigue siendo dulce, sigue teniendo miedo, sigue con la incertidumbre del futuro de todos ellos, no en su amor con Akiva solamente, sino sobre sus vidas y lo que sucederá con la raza quimérica.


         Akiva siempre me pareció un poco la excusa para que Karou tenga una pareja (que no la necesita) o para que la historia funcionara, pero en este libro tiene un papel mucho más importante que el de Karou, diría yo. Vemos surgir en Akiva no sólo las llamas de un enfrentamiento con su padre, Joram, sino una magia y un poder que él desconoce y que no tiene idea de donde proviene, y por eso el papel importante de los Stelians. Akiva es un personaje melancólico de por sí, ya lo sabíamos en el primer libro, ahora siente dolor porque supuestamente Karou está muerta, pero, una vez que sabe que no es así (enseguida), siente dolor por estar alejado de ella, otra vez. Sin embargo, las acciones de Akiva dejan de girar en torno a Karou en el libro, se compromete a salvar Eretz y traer paz no sólo porque este era el sueño de ambos, sino porque es lo correcto, porque la tierra necesita que dejen de matarse por la eternidad. En fin, Akiva se me hizo un personaje más ameno, incluso me identifiqué más con él en este libro que con ningún otro personaje, eso que Akiva era nadie para mí, mientras que me gustaban muchos otros personajes, como Karou, Zuz, Mik o Hazazael.

        Zuzana es genial, las frases más graciosas y sarcásticas del libro las suelta a ella, pero, también podemos ver un aspecto más serio y caritativo, se podría decir. Zuzana quiere buscar a Karou, necesita saber dónde está después de todo lo acontecido en Hija de humo y hueso, aunque ella no sabe ni la mitad, así que, con su novio, parten en una búsqueda gracias a un poema de un e-mail de Karou, con lo que la encuentran en la Kasbah y deciden ayudarla a pesar de que ella no quiere que estén ahí, por todo lo que pueda sucederles. Aunque Karou, y yo también, agradece que estén allí para acompañarla cuando nadie más quiere ni siquiera verla, y por haberla buscado, por ser unos amigos de verdad. Es un elemento fundamental de la personalidad de Zuze: es una amiga súper fiel que no duda en sostener un poco de la carga de Karou para que esta se alivie, Zuzana es indispensable no sólo por sus comentarios graciosos, por su personalidad explosiva, o por la fuerza que esconde en su pequeña estatura, Zuze es de los personajes más fieles y cálidos que he conocido, porque a pesar de que no esté de acuerdo en muchas cosas con Karou, no la dejará sola nunca.

         Mik es un encanto. Es cierto que el personaje se encuentra relegado en comparación con otros, principalmente porque tiene muy pocas narraciones desde su punto de vista, pero es un personaje importante sin duda. Gracias a Mik es que pueden aliarse con las quimeras, la música de Mik hace más magia que toda la magia de Akiva y Karou juntas, y este es un rasgo que se repetirá en otras ocasiones, y no es aburridor, es algo que sólo Mik puede hacer y es necesario por eso mismo. A pesar de que él y Karou no se conozcan hace mucho tiempo, tampoco duda en ayudarla, quizá sí considera un poco más el peligro que corren metiéndose en una guerra ancestral. Quizá no convence a mucha gente la relación que hay entre Zuzana y Mik, porque es bastante rápida, sólo han pasado unos meses desde que se conocen y están haciendo planes a futuro (al menos él), no obstante, es algo que parece bastante natural; nunca me puse a pensar que no deberían ir tan rápido, porque se siente cómo que son el uno para el otro y hace mucho tiempo están juntos, principalmente porque más que pareja son amigos, se apoyan mutuamente y se tienen confianza, y para mí eso es fundamental en una relación.

         Thiago es un ser repulsivo, pero no exactamente porque sea uno de los villanos de este libro, sino por el doble papel que quiere jugar: el general que odia a la amante del ángel y quiere venganza para sus subordinados, y el aliado comprensivo que busca la rebelión y una oportunidad para las quimeras. Todo el tiempo la protagonista se pregunta qué es lo verdadero dentro del discurso de Thiago. Además, se plantea como un amigo, pero Ten está vigilando a Karou todo el rato, no permiten que ponga un madero en la puerta de su habitación para que se sienta segura y tenga privacidad, continúan todos reacios a hablar con ella y siguen insultándola. Como general, Thiago deja mucho que desear, en lugar de guiarlos para que rescaten a los pocos sobrevivientes que quedan y liberar a los esclavos, busca venganza, lastimando a los serafines y gastando sus recursos (que los provee Karou, no él) en una matanza sin sentido. Sin embargo, la figura de Thiago es crucial en la rebelión y Karou sabe eso, por lo que no se anima a ir contra él o derrocar su poder, porque sabe que nadie la apoyaría a ella, más bien todo lo contrario.

        Liraz es la marca de la sororidad en este libro. Es lo que más puedo destacar de ella. Tuvimos un vistazo del personaje en la entrega anterior, y aquí sigue siendo la serafina mortífera e indiferente que antes, sin embargo, Liraz comienza a dar muestra de que no está de acuerdocon la matanza que están llevando a cabo, de que, a pesar de que están hechos para matar quimeras, ya no le gusta lo que están haciendo: masacrar inocentes que no tienen como defenderse. Se planta la semilla en Liraz en contra de sus dirigentes. Es cierto que con Akiva es dura como una roca, no me parece bien que ella no permita que él sea feliz y se lo eche en cara todo el rato, aunque puedo entender que Hazazael y Akiva son todo lo que tiene y perder a uno de sus hermanos significa perder una parte de ella. No obstante, hay algo que la hace destacar mucho: la sororidad. Liraz no es cálida con nadie, pero cuando se trata de las violaciones a sus hermanas (las otras hijas Ilegitimas de Joram) y otras mujeres por parte de los más poderosos, Liraz es todo fuego e ira, no puede soportarlo de ninguna forma, sobre todo cuando se trata de Jael. Incluso este General quiere llevarse a la cama a Liraz y por esto es que suceden muchas cosas, porque nunca sus hermanos dejarán que Liraz sea violada; y, lo que me pareció que la hacía mucho más humana: aunque le de rabia y quiere matar a Jael por las violaciones a todas las otras mujeres y por desearla a ella, no puede evitar sentir miedo. Había escenas enteras donde yo amaba a Liraz por ser tan humana y, si se quiere, tan feminista.

         Hazazael es, obviamente, el personaje más encantador de toda la trilogía y está hecho precisamente para eso. Hazazael es el chico que te hará reír, que te provocará ternura y que te encantará. Por supuesto, este tipo de personajes me encantan y nunca me canso de ellos (si están bien hechos, claro). Sin embargo, Hazazael es más que una cara bonita y encanto, lo vemos en varias ocasiones: cuando Akiva y él deciden salvar a un montón de quimeras; cuando Hazazael hace cualquier cosa con tal de desviar la atención de Jael de Liraz, con tal de que no toquen a su preciada hermana hará lo que fuera; y cuando decide apoyar a Akiva para que Eretz sea un mundo mejor. Hazazael es el chico encantador, pero no por eso es plano, es cierto que nunca tenemos sabemos su perspectiva, pero se nota que detrás de todo su optimismo, él también está preocupado por lo que está sucediendo en su mundo y quiere mejorarlo.

         Jael es la peor rata del mundo. No hablo de Joram, su hermano y emperador, porque apenas sale en el libro. Más allá de que todo sea culpa de Joram, el verdadero villano es Jael. No se lo puede ver de otra manera, en ningún momento, principalmente porque desde el comienzo de nos presenta como alguien que quiere violar a Liraz y como un fanático de la matanza de quimeras. El líder de los Dominantes es repulsivo incluso para sus soldados y su hermano, y no solamente por la desfiguración de su cara. En mi opinión, Jael es peor que Joram, porque el primero piensa, medita, planifica, y el segundo solo se baña con ricos perfumes y espera que todos sus hijos peleen por él y tener más poder. Jael también quiere poder, por supuesto, pero no tiene ese sentido de lo perezoso o de ya no me importa nada, estoy más allá de eso, que tiene Joram. Este último simplemente flota en el universo mientras que Jael planea. Es mucho más peligroso.

Me gustaría hablar de otros personajes, pero no tengo mucho que decir sobre ellos.

Ten, la segunda de Thiago es una pesada, ya ni siquiera me parecía mala, porque es como un mosquito, todo el tiempo zumbando alrededor de Karou y pesadeando y no dejándola ser; lo único que yo deseaba es que alguien le callara la boca, por favor.

Por suerte, y para mi alivio, aparece Issa, la única madre que Karou conoció alguna vez, para apoyar a su niña y ser su única aliada, hasta que lleguen Mik y Zuz. Issa es respetada por ser la mano derecha de Brimstone desde hace décadas, y por eso gana cierto respeto entre el resto, lo que le da otra validez a Karou. Pero lo más importante para la peliazul es tener a un integrante de su familia con ella y todo lo que Issa tiene que revelarle.

Ziri es el último Kirin (la tribu de Madrigal) vivo, y uno de los pocos, sino el último, soldado quimérico sin resurrecciones, lo que significa, sin hamsas. Al principio Ziri parece un simple recuerdo de Karou/Madrigal, pero hacia el final el personaje toma muchísima importancia para la historia y nos damos cuenta de lo valiente que es. Desde la perspectiva de Karou puede parecer un niño aún (eso era cuando asesinaron a Madrigal), pero Ziri es un soldado mortal y muy valiente, lo que se nota en su danza contra los serafines, en las decisiones que toma por la rebelión, y sus prioridades (las prioridades que Thiago no tiene al elegir matar a serafines en lugar de salvar quimeras).

Este libro me pareció muy épico desde el lado de Akiva y como una bola de nieve desde el lado de Karou: ella va aprendiendo quién es y cuál es su lugar en la rebelión, y las cosas que debe hacer si quiere ver su sueño cumplido. Sobre todo, me gusta el tinte oscuro que tiene la historia. A pesar de que este sea el sueño de Akiva y Madrigal, no están juntos como desearon y sus bandos no podían estar más divididos. Las cosas están pasando, pero no como lo imaginaron. Igual que en la vida real.

Valentine.