lunes, 12 de noviembre de 2018

Reseña: Narnia, la última batalla


Reseña:
“Las crónicas de Narnia: la última batalla” de C. S. Lewis.

Datos:

Título original: “The Last Battle”.
Año de publicación: 1956
Saga: Las crónicas de Narnia #7
Libro anterior: La silla de plata
Puntuación en Goodreads: cinco estrellas.
Reseña número: #98.

         En este caso, es el séptimo tanto en el orden cronológico como en el orden de publicación.
         Esta es mi relectura de Las crónicas de Narnia.

Reseña. Mientras el último rey de Narnia ocupa su trono, un mono y los carlomenos fraguan una conspiración para hacerles creer a todos que Aslan ha vuelto y así controlar a los narnianos. Sin embargo, no entienden que de esa forma desatan una fuerza mayor de la que nunca se ha visto en Narnia.

Opinión.
La primera vez que lo leí me gustó mucho, pero es cierto que había esperado más. La primera mitad me resultó aburrida, como que no pasaba mucho, mientras que el resto me encantó. Esta vez, sabiendo muchas más cosas de la saga y los personajes, y habiéndola releído, me gustó mucho la primera parte también. Es un final de saga encantador, en donde ese cansado Aslan retoma fuerzas y donde todos los humanos que alguna vez visitaron Narnia, comprenden su esencia y lo que hay detrás de ella.

Al principio no se entiende hacia que lado irá el libro. No es un viaje típico de Narnia, no es una batalla al final para coronar a un rey como en los libros anteriores. Este libro rompe los esquemas que Lewis nos brindó. Incluso el protagonista es un rey de Narnia y no un niño humano o, en el caso de El caballo y el Muchacho, niños de otras naciones. Es cierto que Caspian teóricamente es el protagonista de El Príncipe Caspian, pero siendo sinceros, está más pintado que los girasoles de Van Gogh. Y es un libro bastante más serio; antes siempre hemos tenido a un villano que vencer, pero, pese a quien le pese, no era muy difícil hacerlo, en este caso llega un punto en que ya no sabes cómo la historia y la situación de los personajes puede empeorar. Siempre estamos esperando que, como en otros libros, Aslan nos salve o llegue una ayuda inesperada. Y eso no sucede. Es cierto que el final de los personajes no es trágico, en alguna medida, pero sí es trágico y doloroso cómo llegan a ese final. Lo mismo sucede con Narnia, a la que los carlomenos estaban destruyendo y talando; tras algo así, es poco probable que se recuperase. Sí es cierto que en la primera parte no pasan un montón de cosas, es un poco más tranquila que la segunda, pero es muy disfrutable de todas formas, sobre todo cuando aparecen Eustance y Jill para ayudar a Tirian (el último rey de Narnia). Es muy bonito rencontrarnos con todos los viejos personajes y es un cierre de saga muy encantador, muy esperanzador.

Una vez más, y por última vez, el estilo de Lewis y su pluma son una delicia. Te envuelven completamente en el aura narniana hasta el punto que sientes que estás allí y, en un par de páginas, te tiene amando a sus personajes. Siendo adulto leer Narnia es muy bonito y muy enriquecedor, pero imagino que siendo niño es toda una aventura, porque Lewis sabe como comunicarse con su lector y cómo enseñarle las cosas y poner ejemplos que se entiendan.

Hablar sobre el mundo de Narnia sería un enorme spoiler. Al principio, parece ser un lugar pacífico, como siempre tuvo que serlo. Sin embargo, todo eso cambia por culpa del Mono y los carlomenos y así conocemos una Narnia que se está quedando sin árboles, una Narnia que no es segura y unos habitantes narnianos que están muy asustados y necesitan que alguien los contenga. Es una situación bastante fea y una situación que, creo yo, nunca imaginábamos que sucedería: un narniano traicionando a Narnia.

Tirian es uno de los reyes más nobles de Narnia. Es cierto que el resto es maravilloso, valiente y dignos de liderar Narnia, pero Tirian se me hizo un rey que, teniéndose que enfrentar a una verdadera atrocidad y a situaciones que el resto no, siempre opta por la opción correcta, aunque no sea la más sencilla; por supuesto, se enfrenta a ellas con completa valentía y sin dudar ni un segundo en arriesgar su vida por la libertad de su casa y su pueblo. Es un digno descendiente de Caspian y me encantó.

Jill y Eustance crecieron bastante con respecto al libro anterior; me refiero a su personalidad, ya que en realidad sólo ha transcurrido un año. Pero en ese año, se nota que su amistad ha crecido y que ellos mismos se sienten seguros de pisar Narnia sabiendo que pertenecen a ella y no como extraños o forasteros. Son claves para la lucha y para ayudar a Tirian, y los únicos que pueden hacerlo, ya que el resto de “los amigos de Narnia” son muy mayores para regresar.

El Mono es uno de los seres más viles que conocí. Jadis era mala, pero ocupa un lugar en mi corazón igualmente, otros villanos me parecen ridículos (El caballo y el muchacho) y a otros no se les da tiempo de ser (La silla de plata o El príncipe Caspian), pero el Mono me pareció el peor de todos ellos. Decide traicionar su propio lugar sólo para… ¿qué? ¿Tener un poco de poder? Es un ser completamente repugnante y siempre me daban ganas de matarlo cada vez que aparecía en acción.

Aslan ha venido cansado en los últimos libros, pero aquí lo vemos mucho más fuerte que nunca, utilizando todo su poder para poner las cosas en orden y guiar a todos los narnianos hacia un lugar mejor, como siempre lo ha hecho. Por fin se terminan los misterios y Aslan se muestra al resto en su totalidad.

Lucy, con su curiosidad, energía y valentía; Ed, con su sentido del humor, sensatez y amabilidad; Peter, con su bondad y majestuosidad (él sabe que es el rey supremo); Digory, con su experiencia y sabiduría; y Polly, siempre alegre y protectora; son los amigos de Narnia. A pesar de los años se han mantenido presentes y soñando y recordando a Narnia, deseando poder regresar algún día. Son personajes maravillosos que se merecen lo mejor y que siempre buscan compartir esto con el resto de los narnianos y personas. Por supuesto, es una dicha para ellos mismos, y para el lector, que se encuentren allí en ese momento; sobre todo para Polly y Digory, que vieron como nacía Narnia. Es muy bonito el gesto de Lewis al colocarlos en la historia.

Me encantó releer la saga y creo que lo haré de vez en cuando porque no cuesta nada leer los libros y porque están llenos de magia, una magia tan sencilla que hasta parece real y no tienes que carcomerte la cabeza pensando qué está sucediendo, porque la aventura y la forma de narrar de Lewis te transportan a la propia acción. Creo que es una obra que está infravalorada, que tendría que tener muchos más lectores, principalmente porque la literatura fantástica y juvenil no sería hoy en día lo que es sin Las crónicas de Narnia. Se toman mucho en cuenta a El señor de los anillos y a Harry Potter, que, por supuesto está bien, pero también debería ser así con Las crónicas, porque es un pilar de la literatura. Y, por favor, sigan con las películas (maldito Disney).

Valentine

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